Síntesis - capítulo 2 - yo argumento

 Constanza Padilla, - Silvina Douglas - Esther López “Yo argumento”, editorial comunicarte, 2011, 35-46

Sintesis capitulo 2

La argumentación: niveles de análisis

        El capitulo 2 de “yo argumento” inicia con el nivel  pragmático y la intencionalidad contexto, en la cual  tenemos en cuenta que toda argumentación depende de la situación en la que se produce, podemos proponer un primer nivel de análisis que permite situar los participantes en su marco situacional, indicar la fuente institucional del discurso, los status, roles, posturas respectivas (y/o intereses), valores y todos los datos que pre-construyen los discursos argumentativos producidos.

  Hay tres tipos de categorías contextúales:


  1.  Una situación potencial: el lugar institucional que rige los géneros de discurso y codifica las leyes, los principios y los valores propios de esta institución.

  2. Una situación actualizada: la situación particular (en un espacio-tiempo dado) y los participantes respectivos (el orador pero también el público) investidos de sus roles y sus expectativas, relativos al problema específico que compete a esta situación definida.

  3. Un contexto polémico: una base de desacuerdo que separa a los participantes y que define los parámetros de un cuadro de discusión. Sin embargo, para que sea posible el avance de las discusiones es necesaria una base de acuerdo; esto es, un mínimo de valores, creencias o datos compartidos (premisas) que garanticen el desarrollo de un intercambio argumentativo.


         Prosigue con el contexto, hay una situación en la que se instaura un objeto de pensamiento cualquiera como problemático o discutible (objeto de discusión). El enunciador construye sobre ese objeto su propio punto de vista o tesis; es decir, la tesis es el punto de vista o postura que tiene el enunciador sobre ese objeto de discusión.

También, hay tres posibilidades con respecto a cómo el enunciador de un texto despliega su intención argumentativa para influenciar el pensamiento y/o la acción del destinatario.


  • ESTRATEGIA JUSTIFICATIVA: El enunciador justifica con uno o más argumentos una tesis explicitada desde el comienzo, sin tener en cuenta si hay o no otras posturas sobre el objeto de argumentación.

  • ESTRATEGIA POLÉMICA: El enunciador contrapone su propia postura (tesis propuesta) con otras posturas opuestas (tesis y argumentos adversos) para refutarlos y concluir reforzando su propia postura. 

  • ESTRATEGIA DELIBERATIVA El enunciador no manifiesta de entrada una posición tomada con respecto a un tema, sino que proporciona elementos de juicio (datos, ejemplos, etc.) para llegar finalmente a la tesis o conclusión que constituye su propia postura. Esta estrategia es más sutil y manifiesta un mayor grado de dominio de la argumentación por cuanto no predispone de entrada negativamente al destinatario con una posición firme a favor o en contra de un tema, sino que gradualmente lo va llevando a aceptar la misma conclusión que él defiende.


        Luego continúa explicando la tesis y conclusión dice que la tesis es el punto de vista de un enunciador con respecto a un determinado objeto de discusión. Este es el caso más simple que se despliega a partir de la estrategia justificativa.

        En cambio,  la conclusión es la confirmación de la tesis propuesta, explicitada desde el comienzo o inferida a partir de determinados indicadores. De allí que sea necesario evitar la homología estructural que establecen algunos autores, entre la tesis y la conclusión. La tesis no es necesariamente la conclusión; es una toma de posición general que puede investir la argumentación en todos los niveles (premisas, valores, argumentos) y no solamente en el nivel último de la conclusión deducida o explícitamente argumentada.



        Por su parte, la categoría premisa (o doxa) también plantea diversos problemas teóricos. Las premisas eran algo que se consideraba cierto, sabido, una serie de hechos conocidos y aceptados por todos. En este sentido, podemos decir que son afirmaciones de valor general (normas, leyes, principios) que constituyen la base de acuerdo en la que se fundamenta la argumentación y que permiten o garantizan que se pueda llegar a tales conclusiones a partir de tales argumentos.

Sin embargo, hay dos características, en apariencia contradictorias:

• su carácter no discutible (o más bien, visto por el enunciador como no discutible);

• su estabilidad precaria en la argumentación cotidiana, porque depende de lo que es


        Así como planteamos la existencia de tesis propuestas y adversas, los argumentos que se emplean para apoyarlas estarán al servicio de unas u otras. Por ello es que podemos hablar de argumentos propuestos (los elaborados por el enunciador) y de argumentos adversos que son, en el caso de la argumentación escrita, los que el enunciador pone en boca de su adversario.

Se clasifican los argumentos básicamente en cuatro tipos: argumentos mediante ejemplos, argumentos por analogía, argumentos de autoridad y argumentos causales.

  1. Argumentos mediante ejemplos: Los ejemplos se usan como evidencia para apoyar una generalización, pero deben ser representativos para justificar, especialmente en la argumentación científica. En la argumentación cotidiana, se utiliza a menudo un solo ejemplo, considerado suficientemente ilustrativo para apoyar una tesis. En la argumentación científica, estos ejemplos únicos a menudo sirven como contraejemplos para refutar teorías.

  2. Argumentos por analogía: Estos argumentos, en vez de multiplicar los ejemplos para apoyar una generalización, discurren de un caso o ejemplo específico a otro ejemplo, argumentando que, debido a que los dos ejemplos son semejantes en muchos aspectos, son también semejantes en otro aspecto más específico.

  3. Argumentos de autoridad: Un argumento de autoridad consiste en utilizar las palabras de un enunciador considerado un referente en el tema para legitimar una tesis. Estas palabras se emplean como evidencia de la verdad del argumento porque la persona citada es vista como autorizada y confiable en la materia. La validez de estos enunciados se basa en la autoridad del enunciador, no en pruebas directas. Las autoridades citadas pueden variar desde la opinión general hasta los expertos más reconocidos en el tema.

  4. Argumentos causales: Este tipo de argumento puede establecer relaciones de causalidad complejas por cuanto no siempre se da una relación unívoca entre una causa y un efecto, sino que también suele darse el caso de la policausalidad, es decir, un efecto puede ser el resultado de varias causas posibles, o una causa puede ocasionar múltiples efectos. En este sentido, A. Weston (2003) señala que cuanto más exhaustivo es el planteo de estas relaciones de causalidad, el argumento resulta más sólido o convincente.



        Por último estrategias discursivas, en este nivel atenderemos al uso de recursos locales que juegan un papel importante al momento de dar pistas al lector acerca de cómo debe leerse un texto argumentativo. 


        Modalidades discursiva: estas teorizaciones parten de la distinción de dos tipos de relaciones en el concepto de modalidad: las que ponen de manifiesto las relaciones entre el enunciador y su propio enunciado (modalidades del enunciado, Meunier, 1974) y las que indican relaciones entre el enunciador y el destinatario (modalidades de la enunciación, Meunier, 1974). Si bien a nivel teórico es posible sostener esta distinción, en los textos concretos las mismas aparecen estrechamente imbricadas, ya que la relación enunciador-destinatario da cuenta de la dimensión interpersonal del discurso


Modalidades de enunciación: El tipo de comunicación entre enunciador y destinatario se define por la forma lingüística: asertiva, interrogativa, exclamativa e imperativa. Las modalidades más adecuadas para la argumentación son la asertiva y la interrogativa. La modalidad asertiva muestra la convicción del enunciador, aumentando la credibilidad y explicitando las premisas con un consenso implícito. La modalidad imperativa, por otro lado, no es persuasiva y es característica de textos prescriptivos, que regulan comportamientos sin dar argumentos, sino ordenando acciones.


Modalidades del enunciado

Caracterizan el modo en que el enunciador se sitúa con respecto a su enunciado, apelando a diferentes alternativas:

• Modalidades lógicas o intelectuales: son las que refuerzan o suspenden una aserción,

en relación con la verdad, falsedad, probabilidad, certidumbre o verosimilitud de un

enunciado (Ej.: evidentemente, innegablemente).

• Modalidades apreciativas: son las que ponen de manifiesto los aspectos afectivos en la

relación enunciador/enunciado. (Ej.: felizmente).

• Modalidades valorativas: son las que evalúan la pertinencia de los planteamientos ar-

gumentativos, atendiendo a los valores (Ej.: es bueno...).

Modalidades desiderativas: son las que evidencian los deseos del enunciador en rela-

ción con lo dicho (Ej.: es deseable).

• Modalidades de necesidad: son las que ponen de manifiesto la postura del enunciador,

en relación con los criterios de necesidad, deber u obligación (Ej: se debe; es necesario).


Enunciados polifónicos: Diferentes teóricos de la argumentación (particularmente Anscombre y Ducrot, 1983) han destacado la dimensión polifónica de determinadas estructuras lingüísticas, especialmente de la negación polémica, de las estructuras adversativas y de las estructuras concesivas, cuya función argumentativa es clara y evidente, por cuanto instaura una voz polémica que puede guardar distintos grados de distanciamiento con la voz del enunciador.


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